En Florencia descubri un jugo (una fruta, en realidad) del que nunca habia escuchado nada y de inmediato se transformo en uno de mis preferidos: naranaja roja. Es muy dulce, y aparte es copadisimo beber un liquido rojo, que asociamos con cualquier cosa menos con una naranja, y que sepa a naranja. Es un poco pelotuda mi emocion, pero me encanta.
Me parece que los italianos no saben, quiza nunca aprendieron o no se dieron cuenta (es una de esas cosas que no se ensenian, simplemente las naturalizamos y entendemos que llevar la contraria seria, por esta vez, bastante estupido y no implicaria ningun beneficio) que hay que caminar por la derecha.
Creo que me cruce a Eliana Guercio (se llama asi? se escribe asi? habra sido la hermana? tiene una hermana, no? o la de la hermana es otra?) en el Coliseo.
El otro dia, mientras me duchaba, aparecio un tema en mi cabeza. Anios sin pensar en eso, y ayer por primera vez le concedi algo de importancia: en la primaria no enseniaban el mapa de Venezuela, su division en provincias y sus limites territoriales. Todo el costado este del pais, una especia de cola larga que, si mal no recuerdo, seria como una quinta parte de la nacion, se llama ''Zona en reclamacion''o "Guyana". Asi aparecia en todos los mapas. Lo que nunca nos dijeron (nosotros, inocentes ovejitas pre-puberes, tampoco preguntamos) es por que se reclama, o desde hace cuanto, o quien le reclama a quien, o si eso pertenece a alguien "oficialmente". Que conio hay ahi? selva? casas? vive gente? Punto contiguo: el limite este de Venezuela, (es decir, lo que esta pegado a la "Zona en reclamacion"), es Guayana Francesa. Creo que es el unico pais de habla francesa en Sudamerica. Nos dicen que al sur esta Brasil, al oeste Colombia, el norte el Mar Caribe. Nos hablan de sus capitales, un poco de su geografia, quiza de sus recursos. Pero de Guayana no nos cuentan absolutamente nada.
Hace poco me entere de que Guyana existe como Republica Cooperativa, con manejo ingles, y que Venezuela reclama las dos terceras partes del territorio.
Igual me pregunto: hay algo detras de este ocultamiento? o solo es desinteres? o ignorancia?
Ya no se que pensar cuando escucho a un europeo decir que quiere o le interesaria ir a Africa o a Sudamerica para "ver la pobreza". Ya no se si me da rabia, compasion, verguenza ajena. Ya no se si es culpa de ellos o no.
En estos dias, paseando en Roma, me sorprendi a mi mismo mas de una vez tarareando "Libertango".
Finalmente mi estomago me pidio que baje un cambio de tanto McDonalds, y mis papilas gustativas ya no toleran tanto cigarrillo armado. Una de las dos tiene solucion.
Roma es la primera capital europea que visito y, como suele suceder en tantas capitales, tiene su dosis de bocinazos, de indigencia, de gente que duerme en la calle, de suciedad, de anonimato.
De a momentos, una tarde, una noche en Roma me golpeo la soledad, la sufri un poco, cosa que no ha sido para nada frecuente en este viaje. Lo peor es que siento que fue un autoboicot, que yo estableci una barrera. De todos modos, al dia siguiente, desde la maniana hasta la noche, conoci y charle con un monton de personas entre la calle y el hostel, y asi de facil se soluciono todo.
En la estacion de trenes cambie dos frases con una pareja de alemanes. En los tres dias siguientes, nos encontramos tres veces mas. Llego un punto en que nos despedimos "nos vemos maniana" sabiendo que, sin esfuerzo ni planificacion, Roma nos volveria a encontrar. Y asi fue. La chica era de Trier (si no me equivoco, lugar que vio nacer a Carlitos Marx), una ciudad al lado de un pueblito en el que caere en algun momento de esta travesia, un pueblito desconocido, cerca de la frontera con Francia, donde nacio mi opa. La chica me dijo que ahi viven siete personas. No se si exageraba.
Me causa mucha impotencia (no se si impotencia es la palabra, es mas bien ese cerrar el punio y apretarlo, tener que metertelo en el bolsillo y clavarte las unias para no descargarlo contra alguien o algo) que en todos lados vendan productos de Mussolini. Lo mismo que con el El Che, pero a eso ya estoy acostumbrado. Imanes, calendarios, vinos de Mussolini. Nunca fui a Berlin, pero se que alli no es lo mismo. Esta bien, Adolfo y Benito no son exactamente lo mismo. No exactamente, pero de casi todas las maneras lo son. No se como cerrar este punto. Me sabe todo un poco impune.
Logicamente estoy un tanto alejado de la rama academica, de mi carrera, de ese mundillo intelectualoide que es Sociales en la UBA, pero hace poco note que hay algo de lo que no me puedo desprender: analisis del discurso. Tiendo a hacer eso, a veces, cuando la gente habla. Senias de identidad, sentido de pertenencia, construccion de la otredad. Me ha resultado muy interesante hacerlo con los yanquis, sobre todo con los que toman cierta distancia del American Dream.
En la Capilla Sixtina no se puede tomar fotos. Diez veces por minuto el guardia lo recuerda a los visitantes. Las personas, obviamente, toman fotos igual. Es incontrolable. En la Capilla Sixtina no se puede hablar, el guardia lo reitera diez veces por minuto, pero de todos modos, la gente habla. Es incontrolable. Cuando sali de ahi, no me quede pensando en La Creacion ni en el Becerro de Oro. Pense en el guardia. Pense en que se levanta al amanecer, se afeita, se toma un cafe con leche y se va al Vaticano a repetir dos mil trescientes cincuenta y siete veces "No photo! No photo! Silenzio!", con voz frustrada, con tono autoritario, hasta que se hace de noche, vuelve a su casa, se clava unos fideos con pomodoro, quiza le hace el amor a su esposa tratando de no pensar en el perfume a hombre que hay en sus hombros, y se duerme. Lo quemado que debe estar el pobre tipo.
Aquella tarde de soledad, para coronarla, tambien estaba de mal humor. Es que, por distintos motivos, no habia podido hacer nada de lo que queria hacer ese dia. Y aparte el clima repugnante, mesacoelbuzomelopongo, llueveparadellover, bufandasibufandano, humedadmashumedad. Eran las cuatro y monedas y yo estaba a dos cuadras de la Piazza del Popolo, yendo hacia alla. No se me ocurria que hacer despues, adonde ir. Y me deprimia pensar que en cualquier momento se me venia encima la noche. A eso no me acostumbro: cuatro y media cielo negro. A dos cuadras estaba, como decia, y pase por la puerta de un cine que tenia un afiche de Penelope Cruz, la ultima peli de Almodovar. Empezaba en diez minutos, en idioma original con subtitulos en italiano. No lo dude. Dos horas despues, que maravilloso era el mundo. Cuanta belleza alrededor. Que espectacular es Roma. Que sonrisa imborrable la mia. Tante grazie, Pedrito, for making my day una vez mas.
El dia siguiente lo dedique al Coliseo, al Foro Romano, al Paladino. Ruinas. Entrar al coliseo es entrar en shock. Solo hace falta ponerle un poco de imaginacion. Escuchar la historia, lo que verdaderamente sucedia alli, de que manera, su significado, sus vicisitudes, todo eso ayuda a deshollywoodyzarlo bastante. El circuito, a paso relajado, dilatado, con innumerables detenciones fotograficas, termino antes de lo que yo pensaba. Era temprano todavia y la ciudad, esa metropolis monstruosa, se me agotaba. Ya no sabia a que parte del mapa pegarle un mordisco. Igual que el dia anterior, el sol se despedia, y yo a dos cuadras de Piazza Navona, a esta altura ya un poco aturdido del mismo paisaje. Un paisaje alucinante (Roma es una bestia divina), pero siempre el mismo. Entonces, en una esquina, junto a tres dibujantes, levante la cabeza. En el azul espeso, cuatro, seis grupos (no se como se dice, no es manada, no es cardumen) de pajaritos negros (o eran palomas?). Hablo de cientos, tal vez miles de pajaritos negros que se entremezclaban, improvisaban figuras, eran arcos y serpientes, hongos y abanicos que se disolvian y se rearmaban en un mismo espacio con una soltura, una coordinacion y una belleza que pasmaba. No se cuanto tiempo estuve ahi sentado, no importa, el tiempo se detuvo y yo cai en trance, en esa esquina, la gente pasando apurada alrededor. A falta de Almodovar, pajaritos.
Una de las cosas mas raras que escuche en mi vida fue Los Simpsons en italiano.
En Roma entre a la sinagoga y al Museo Hebreo. De casualidad pase por ahi. Hice una breve visita guiada, con un grupo de gente. Todos judios. El recorrido tuvo sus vetas interesantes: la historia del ghetto de Roma, las diferencias arquitectonicas, estilisticas y decorativas de las cinco escuelas distintas que conformaron la comunidad hace unos siglos. Pero el grupo era insoportable, esas risitas complices cuando alguien decia una palabra en hebreo, esa maldita confusion entre la reivindicacion de una religion y la de un Estado, ese ambiente tan peronista de que para un judio no hay nada mejor que otro judio. Secta.
Florencia no la camine tanto como Venecia o Roma. En Florencia se trato mas de compartir tiempos con amigos; el plan era otro. Hubo menos de flaneur y mas de salidas nocturnas, de fiestas, de esas noches de poker con mucho olor a huevo que tanto extraniaba (jugue dos noches y sali veinticinco euros arriba), de esas multitudinarias cenas familiares con toneladas de comida casera (los italianos parecen nacidos para eso) con el nono presidiendo la mesa. El nono generoso y charlatan, la nariz ancha colorada de vino, algo sordo, lleno de anecdotas, un nono que me hizo acordar un poco a mi opa y con el que me hubiese gustado hablar un poco mas pero el nono, claro esta, no parla ni una parole que no sea en italiano y el mio es menos que incipiente.
En realidad no me quede en Florencia, si no en Calenzano, un pueblo a media hora. Samuel, amigo y ex compa de depto en Barcelona, es de ahi, y me quede en su casa, junto con otros dos de mis ex convivientes: Elena (su novia) y Mateo.
El primer lugar que vi en Calenzano, ultima parada del colectivo, punto de encuentro establecido por Samu, fue un bar/centro cultural llamado "La casa del popolo", donde todos fueron amabilisimos conmigo mientras me miraban como un extraterrestre. Recuerdo que entre todos sumaban catorce dientes.
De Calenzano recuerdo una subida empinada que moria frente a un castillo medieval. Recuerdo una feria de aceites de oliva en una plaza.
En Florencia vi cervezas Duff.
El David es tan imponente y perfecto como dicen. Creo que nunca me quede tanto tiempo dentro de la sala de un museo que solo tenga cuadros (hago la aclaracion porque si no esto no seria cierto, no me quede mas tiempo que con los videos de Warhol en el MALBA) como en el salon Botticelli de la Galeria Uffizi. Dos nombres resumen todo: "El nacimiento de Venus" y "La primavera".
Las chicas italianas son tan, pero tan lindas que pueden perfectamente jugarles de tu a tu a las portenias. Pero asi como unas tienden a la histeria y a la arrogancia, las otras tienden a un nivel de chetaje con el que ya convivi demasiados anios y a esta altura no estoy dispuesto a soportar mas. Me sigo quedando con las catalanas.
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