sábado, 25 de julio de 2009

Sábado 25/7/09, madrugada, Mallorca.

Efectos retrasados: hoy me llamó una amiga y recién a los quince minutos me di cuenta que era ella. Pensé que era otra. Ella no se dio cuenta, creo. Hace dos días caminaba por el costado de la ruta y un auto me venía de frente. A medida que se acercaba, noté algo raro. Me parecía que nadie lo conducía. El asiento del conductor tenía el parasol (no sé cómo se dice, es esa especie de tablita plástica que con la que se cubren los ojos cuando el sol molesta) bajo, lo cual obstaculizaba mi visión de su cara. Pero, en todo caso, ¡no había cuerpo! Solo había un copiloto, a quien vi por primera vez cuando el auto ya casi pasaba a mi lado. Él manejaba, era un auto inglés.


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Estoy sentado en un banquito frente a la Bahía de Mallorca. Van y vienen chicas con vestidos de verano, agitando suavemente sus abanicos. Mi cabeza se balancea con la lúcida modorra placentera que siempre provoca la buena marihuana. Resplandecen a mis espaldas las luces de la ciudad. La noche tiene la temperatura perfecta. Una cerveza me acompaña. El aire es dulzón. Estoy descalzo. Pasan africanos ofreciendo sombreros y collares. Pasan familias noruegas , albinos insolados y parejas gay. Suenan las velas de los barcos mecidas por el viento, y esa cadencia de velas se refleja en el agua como espermas gigantes.

1 comentario:

  1. estás en el paraíso, muy feliz y algo loko jaja.. me encanta saber q todo te está deslumbrando, q el hambre de conocer te está guiando y q por suerte estás convidando a través de tus mejores herramientas (las fotos y tu escritura)...
    bso

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