miércoles, 10 de febrero de 2010

Bruselas, Brujas, Gent, Amsterdam

A Belgica me hubiese gustado dedicarle mas tiempo, pero fue una de las pocas veces en el viaje que estuve apurado, apretado entre pasajes, entre Praga y Amsterdam. Las cosas se dieron asi.
De Bruselas recuerdo grandes concentraciones de velos y ruidos de sirenas.
Recuerdo que tenia algunas zonas bastante feas.
Recuerdo que tiene, quiza, los bares que mas me han gustado en Europa. Y tambien los faroles. Y muchos murales de caricaturas en las calles. Y en el metro. Me encanta.
Me gusto la gente. Los belgas en general. Son como los franceses pero más relajados, menos amargados.
En Bruselas, despues de mucho andar y perderme una tarde entera, llegue al edificio donde nacio Cortazar. Hay, en la plaza de al lado, un busto de él, que me pareció que no representaba demasiado bien a su homenajeado. Quizó un poco solemne. En la fachada del edificio, tal vez un poco demasiado arriba, y chiquita, hay una placa que dice que Julio nacio ahi. La linea de abajo agrega: enormisimo cronopio.
Bruselas la vivi en, cómo decirlo; ¿saben cuando se sientan a ver una pelicula y a las dos horas saben que vieron una película pero no se acuerdan mucho, fueron más bien imágenes que pasaron frente a sus ojos? Bueno, algo así.



Gent:



La noche nos atrapa entre sus piernas abiertas desplegadas, siempre con sus serpentinas y su cara de mujers, siempre agarrada las manos a la fiesta, la ciudad, la poesia: todas ellas hermosas mujeres. Mi despertador sonara cuando todavia este oscuro, ya sabe, los horarios, los trenes, pero a nadiele importa, nunca es excusa: la noche esta para vivirla. En este caso, en este momento, para vivirla sentado en una silla verde lima, los codos, la cerveza, este cuaderno apoyados sobre un mantel plastico rojo con puniados de fresas estampados. Suena el tema de la Guerra de las galaxias. Levanto la cabeza y veo un televisor de catorce pulgadas, anios setenta, sesenta quiza, cuelga una lampara de barbies desnudas, hay desparramados muniecos de Winnie Pooh, platos viejos marrones y amarillos cuelgan del techo, clavados en la pared hay fotos de Elvis, relojes muertos con forma de flecha, macetas con flores plasticas marchitas, decenas de cabezas plasticas de venado, discos de vinilo, afiches de publicidades antiguas, barcos de juguete, grandes hojas de palmera, radios de la generacion de nusetros abuelos, un par de ventiladores inservibles, fotos repetidas de Mariyn Monroe con rosas pegadas con cinta scotch cruzandole la boca, un cuadro de Jesus dandole de comer a un perro en el crepusculo, un telefono hamburguesa, un munieco a escala real de una monja frente a un microfono con una bufanda de cotillon abrazandole el cuello. Hay eso y una grafica rectangular con tres imagenes identicas de la musa de este lugar: Divine. El bar se llama Pink Flamingos, y su ornamento kitsch hasta el sinsentido es un tributo a esa pelicula tan mala, tan bizarra, tan absurda y desagradable que al terminar no nos deja otra opcion que ponernos de pie y aplaudir y gritar bravo, bravo, entre silbidos de violenta, descolocada maravilla.

No hay nada para pescar y entonces rescato a Julio, lo saco entre el torbellino de porquerias acumuladas en mi bolso. Mientras aplasto un cigarrillo leo un texto entraniable que habla de la amistad patafisica con un hombre que se acaba de suicidar, una no-necrologica al mejor estilo cronopio, unas palabras que son copa de vino tinto, y cuando me doy de bruces con el punto final no se si llorar, hacer gargaras, dar vueltas desaforadamente como un trompo. Nadando entre ideas dispares leo que Cley, el poeta fallecido, y Yoyó, una escultura de bronce que reposa en el brazo de un sillón del departamento parisino de Cortázar, desde el principio tuvieron "una relación personal y directa", eran como "compadres para salir por las noches de Gent". A buen entendedor...


Brujas es muy lindo. Quizá demasiado lindo. Brujas es una postal. Brujas es la versión Disney de Gent.

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De Amsterdam recuerdo poco. Sobre todo sus tormentas de nieve y sus diez grados bajo cero. En Amsterdam tomábamos una copa de absenta todas las noches. Y fumábamos porro todo el día. Es que el clima te obligaba a refugiarte. El clima fue uno de los dos motivos por los cuales contra toda predicción, no comí hongos en Amsterdam. Amé el museo de Van Gogh.
Amsterdam, Brujas, a veces Gent son juguetes, casas de muñeca, ciudades de torta. Igual que el Parc Guell, siempre me recuerdan a Tim Burton.

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